srael era el retrato del fracaso. Eso provocó indignación en un hombre llamado Gedeón…
El pavor a los pueblos enemigos obligó a los israelitas a abandonar casas y propiedades para habitar en cuevas y cavernas en los montes. Aun así, en su poco tiempo de paz, Israel sembraba, pero, en el tiempo de la cosecha, los enemigos arrasaban con todo.
Al igual que langostas, los madianitas se aliaban a losamalequitas y a otros pueblos de Oriente; subían contra Israel y destruían toda la cosecha. No les dejaban sustento alguno, ni bueyes, ni ovejas, ni asnos. Nada.
La crisis de Israel fue tal que no hubo otra alternativa que clamar al Dios de sus antepasados. Su humillación y clamor tocaron el corazón de Dios. Y el Altísimo escogió a Gedeón para libertar a su pueblo.
Es interesante observar el criterio usado por el Señor para elegir a sus siervos. Gedeón era el hombre más indignado de Israel debido a su situación. Su odio hacia la insolencia enemiga generó su indignación, pero no sabía cómo sacar provecho de esa energía. Fue entonces que el Ángel del Señor se le apareció y le dio una palabra.
Las personas que nos hacen mal no deben ser objeto de nuestro odio, sino los espíritus inmundos que las usan para atacarnos. Gedeón no tenía tal discernimiento. Al oír del Ángel que el Señor estaba con él, inmediatamente, mostrando su indignación, respondió con un tono de incredulidad:
«Señor mío, si el Señor está con nosotros, ¿cómo es que nos ha sobrevenido todo este mal? ¿Dónde están las maravillas que nuestros padres nos contaron, cuando nos decían que el Señor los había sacado de Egipto? […]» (Jueces 6:13).
Tal reacción caracteriza muy bien al tipo de persona ideal escogida por Dios para la guerra contra el infierno. Tanto que, en lugar de ser reprendido por su atrevimiento, el Ángel confirmó su llamado:
«El Señor lo miró fijamente, y le dijo: “Con esa misma fuerza que demuestras, vas a salvar a Israel del poder de los madianitas. ¿Acaso no soy yo quien te está enviando?”» (Jueces 6:14).
Lo anterior nos muestra que la fuerza de Gedeón era su indignación.
¿Se han levantado enemigos [problemas] en tu contra? Entonces es el momento ideal para que la furia de tu fe en contra de la situación puede manifestarse.
El pavor a los pueblos enemigos obligó a los israelitas a abandonar casas y propiedades para habitar en cuevas y cavernas en los montes. Aun así, en su poco tiempo de paz, Israel sembraba, pero, en el tiempo de la cosecha, los enemigos arrasaban con todo.
Al igual que langostas, los madianitas se aliaban a losamalequitas y a otros pueblos de Oriente; subían contra Israel y destruían toda la cosecha. No les dejaban sustento alguno, ni bueyes, ni ovejas, ni asnos. Nada.
La crisis de Israel fue tal que no hubo otra alternativa que clamar al Dios de sus antepasados. Su humillación y clamor tocaron el corazón de Dios. Y el Altísimo escogió a Gedeón para libertar a su pueblo.
Es interesante observar el criterio usado por el Señor para elegir a sus siervos. Gedeón era el hombre más indignado de Israel debido a su situación. Su odio hacia la insolencia enemiga generó su indignación, pero no sabía cómo sacar provecho de esa energía. Fue entonces que el Ángel del Señor se le apareció y le dio una palabra.
Las personas que nos hacen mal no deben ser objeto de nuestro odio, sino los espíritus inmundos que las usan para atacarnos. Gedeón no tenía tal discernimiento. Al oír del Ángel que el Señor estaba con él, inmediatamente, mostrando su indignación, respondió con un tono de incredulidad:
«Señor mío, si el Señor está con nosotros, ¿cómo es que nos ha sobrevenido todo este mal? ¿Dónde están las maravillas que nuestros padres nos contaron, cuando nos decían que el Señor los había sacado de Egipto? […]» (Jueces 6:13).
Tal reacción caracteriza muy bien al tipo de persona ideal escogida por Dios para la guerra contra el infierno. Tanto que, en lugar de ser reprendido por su atrevimiento, el Ángel confirmó su llamado:
«El Señor lo miró fijamente, y le dijo: “Con esa misma fuerza que demuestras, vas a salvar a Israel del poder de los madianitas. ¿Acaso no soy yo quien te está enviando?”» (Jueces 6:14).
Lo anterior nos muestra que la fuerza de Gedeón era su indignación.
¿Se han levantado enemigos [problemas] en tu contra? Entonces es el momento ideal para que la furia de tu fe en contra de la situación puede manifestarse.
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