Pablo y Silas eran siervos de Dios y predicaban la palabra,
hacían muchos milagros, por eso las personas no los querían
y los encerraron en la cárcel. Pero Dios no se olvidó de ellos y los libró.
También Esteban no negó su fe y siguió fiel hasta el fin de su vida.
Colorea las escenas y recuerda cada momento de la historia de estos hombres valientes que asumieron su fe!
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